El 16 de julio, tuvo lugar en las puertas del Geminis Center (Av. de les Corts Valencianes, 39) la quinta concentración semanal contra las prácticas antisindicales y vulneradoras del derecho de los trabajadores del Grupo Marktel, es una compañía de telemarketing cuenta con 700 trabajadores en Valencia.
Lo cierto es que, tal y como ha denunciado en reiteradas ocasiones la Confederació General del Treball (CGT), aplica ritmos de trabajo insostenibles, vulneraciones constantes de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, retrasos sistemáticos en el abono de las nóminas, doble escala salarial basada en aplicación de distintos convenios, congelación de sueldos desde el año 2009 y una presión constante radicada en la amenaza y el temor.
Marktel Teleservicios SL y Marktel Servicios de Marketing Telefónico SA conforman las dos empresas de Grupo Marktel en Valencia. Junto a las delegaciones de Madrid y Elvas (Portugal), da servicio a importantes firmas como Vodafone-Ono, Jazztel, Bankia, Aguas de Valencia, Mapfre, Gas Natural y Sanitas. Por tanto no estamos hablando de un pequeño empresario explotador sino de una herramienta al servicio de grandes monopolios que rebaja condiciones de vida y trabajo de personas que trabajan para ellos.
El 18 de junio, Pepa Vañó, trabajadora de Marktel durante más de una década y delegada por CGT desde hace un año, fue despedida. Ese mismo día, Fran Bayona, también representante del sindicato en el Comité de Empresa, era sancionado por tercera vez. Esto sucedía justo un día antes de que Pepa se casara y una semana después de que el sindicato decidiera manifestarse ante la sede de que, por el despido de una empleada “por baja productividad” mientras se encontraba de baja laboral.
Y no sólo eso, sino que a raíz del rechazo de la CGT a la imposición de un nuevo convenio absolutamente regresivo, algo a lo que la empresa no estaba acostumbrada en las negociaciones, ésta ha iniciado una auténtica campaña de acoso y persecución a los representantes sindicales. Contratación de detectives para controlar la actividad de los delegados (incluso fuera de horas de trabajo); recogida de firmas entre la plantilla para revocar al Comité de Empresa; campaña a través de folletos desacreditando la acción sindical de los representantes de trabajadores y trabajadoras… Todo ello en medio de un clima de terror creciente entre la plantilla a la que se pretende dividir y que vive cómo el simple hecho de exigir el cumplimiento de la legalidad se convierte en motivo de despido.
No es una pequeña empresa explotadora, es un ejemplo práctico de una reforma laboral impulsada por el FMI y la Merkel y que los grandes monopolios de la oligarquía utiliza para rebajar drásticamente las condiciones laborales y acumular capital a través de la sobreexplotación de la mano de obra, es un ejemplo de cómo esta legislación supone peores condiciones laborales y menos derechos para trabajadores que dan servicio a monopolios nacionales y extranjeros como Vodafone-Ono, Jazztel, Bankia, Aguas de Valencia, Mapfre, Gas Natural y Sanitas con beneficios astronómicos.
Como publico el economista Juan torres López en Rebelión en 2012 en el artículo “La gran patronal se dispone a destruir a la pequeña y mediana empresa española que crea empleo» según los datos de 2009-2010 del impuesto de sociedades, que fiscaliza los beneficios de las sociedades empresariales, son las grandes empresas las que obtienen el 80% de los beneficios, correspondiendo el 20% restante a las pymes. Ello por no hablar de las cifras reales que deberían incluir los beneficios que las grandes empresas trasladan a los paraísos fiscales, estimados por la GESTHA en más de un 70% del fraude fiscal total.
Existe un trasvase de ganancias de las autónomas, pequeñas y medianas empresas hacia las grandes. Pensemos en un gran monopolio automovilístico (Ford o Renault). Cada gran monopolio emplea por si misma a miles de trabajadores, pero en torno a ella crea una red de medianas y pequeñas empresas dependientes, que suponen otro buen puñado de miles de trabajadores, según el caso concreto pudiendo llegar incluso a superar a la empresa matriz. Los trabajadores de las contratas tienen peores condiciones laborales, y en general trabajan más y ganan menos dinero. Sin embargo las ganancias “adicionales” creadas en ese contexto laboral van a parar tanto o más a la empresa matriz que a la empresa para la que trabajan formalmente mediante la imposición de condiciones por la matriz a la contrata, que negocian con desigual poder sus relaciones: las patentes y la fijación de precios de compra. Así, al imponer precios a la compra de las piezas producidas en las subcontratas absorbe parte de la riqueza creada por los trabajadores de dicha contrata, beneficiándose de la mayor explotación relativa a la que están sometidos.
Por otro lado, el poder de monopolio (u oligopolio) que pueden ejercer hacia los eslabones inferiores de la cadena de producción, lo imponen también hacia los consumidores, fijando precios de venta que permiten un mayor margen de ganancias.
Por último, son los monopolios las que tienen los mecanismos y recursos para controlar o influir directamente sobre el poder político. Así 26 de las 34 empresas del Ibex-35 cuentan con ex-altos cargos del estado en sus consejos de administración y 48 políticos y ex-políticos se sientan en los consejos de administración representando el 15% del valor total de las empresas del Ibex.
Estamos pues ante una práctica propia del capitalismo monopolista, no ante una pequeña empresa Pirata.
Desde 2012 las sucesivas reformas laborales al facilitar y abaratar el procedimiento del despido, han provocado que el empleo estable se reduzca más que nunca en la crisis. Aumenta el volumen de contratos temporales de menos de tres meses de duración Continúa la destrucción de empleo a tiempo completo y la creación a tiempo parcial no voluntario, con jornadas de trabajo completas, pero con salarios vinculados al tiempo parcial. Se incrementa la tendencia al aumento de las personas ocupadas subempleadas, es decir, de aquellas personas que tienen un trabajo, pero no tienen un salario suficiente que les garantice llegar a final de mes. En 2014 los salarios se habían reducido un 10% de media, según los resultados del tercer Observatorio de Seguimiento de esta reforma. Otro de los efectos de la reforma laboral que se dejaba ver, según los responsables del informe, es la reducción de las indemnizaciones que pagan las empresas por los despidos. Más facilidades para despedir, menores derechos laborales y supe explotación al servicio de los grandes monopolios nacionales y extranjeros, el modelo que nos quieren imponer es el de Marktel.
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